DIGITAL DOBERMANS de CLAUDIA GARZA 
La aparente modificación en las estructuras de poder hacia el manejo y control de la información con los medios digitales y el social networking nos obliga a buscar nuevas formas de entender las plataformas en las que nos relacionamos. Los portales de relación nos han generado nuevas betas para comunicar, canales más eficaces, rápidos y de estructura horizontal para una información a manera de diálogo, produciendo una saturación de medios con una crisis de contenidos. “Muchas maneras de decirlo, pero poco que decir.” 
Aquellas ventanas que nos abrirían espacio para una voz más “real” y directa terminan siendo nuevos ejercicios para entender la ficción. Las zonas de migración y la alienación de identidades, imperan el trabajo de postproducción para poder generar sentidos en una producción dictada por el consumo. 

El trabajo de Claudia Garza funciona en la captura, edición y re-simbolización de contenidos arrojados por los usuarios de las redes sociales más populares. A través de distintas estrategias, Claudia se vuelve una VJ de imágenes fijas mezclando y alterando diferentes productos para formular apuntes sociales acerca de cómo nos presentamos como individuos, cómo nos entendemos como personajes más que como personas o cómo la idea de que existe un público para cada una de nuestras acciones altera nuestro sentido de identidad. La tensión en el juego de presentar y representar se vuelve una zona de negociación y de posibilidades para que el “usuario” se genere una y mil veces, modificando, alterando y haciendo uso de otros contenidos para construirse, deconstruirse y configurarse. 


La pregunta artística ya no es ¿qué es lo nuevo que se puede hacer? 
Sino mas bien: “¿qué se puede hacer con?” 

Digital Dobermans es la primer parte de un proyecto en donde Claudia Garza examina, a través de dibujos digitales, cómo las posibilidades de modificación de la persona en los medios digitales nos puede llevar a un punto en donde alteremos tanto la imagen, que no nos podamos reconocer a nosotros mismos. ¿Será posible que en algún momento, al igual que les pasa a los perros doberman con cierta edad, perdamos el sentido de reconocimiento tras habernos adentrado demasiado en laberintos digitales? La extrañeza que sentimos al encontrarnos una foto de cuando éramos niños y no podernos reconocer es un acto referente de cómo entendemos la imagen en la formación de nuestras identidades. En esos casos el reconocimiento lo dicta un tránsito afectivo más que una relación con la imagen y cuando a este panorama le agregamos la concienciación del poder modificar datos y formas, las verdades anuladas de la imagen fotográfica de documento y registro de realidades, se cancelan para liberar la producción de imágenes en nuevos campos de posibilidad. 

Cuando son las plataformas las que dictan la forma en la que nos entendemos y relacionamos, es importante entender los límites y posibilidades de sus configuraciones.  En 1968 A. Warhol dijo que en el futuro, todos tendrían sus 15 minutos de fama y el día de hoy José Miguel Goñi público en su Facebook: tener planes en la vida es como estar en YouTube; 

uno nunca sabe dónde acabará. 



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