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-1. Los años anteriores fueron dominados por un publico que se deleitaba el paladar al ir a comer a un buen restaurante (concierto), pedir un buen platillo y tomar una buena copa de vino. Con todos los golpes económicos y transformaciones que ha sufrido la industria musical, parece ser que la asistencia a los bufetes (musicales) se ha incrementado radicalmente al punto de ser un punto social de moda. SXSW, ACL, Lolla, Coachela, Fun Fun Fun o Glastonbury son el equivalentes al Sirlon stockade o al Lubys, en donde si bien, quizá la sopa del día o algún especial te sorprenda, lo mas seguro es que comas muchísimo de lo mismo de siempre. 
+1. La época contemporánea de la música ha encontrado en el formato de grandes festivales la plataforma perfecta para introducir nuevas bandas, consolidar algunos grupos medianos o mistificar a los underground. El flujo que generan y el intercambio de públicos es sumamente importante al ser pivotes de turismo en sus locaciones y productores de nuevos niveles de fanatismo en donde existe publico que le es fiel a ciertos festivales por su protocolo, formas y promesas, no necesariamente por sus contenidos. 
NONE CERO BAND – Para eliminar la indigestión auditiva a la que nos vemos sometidos con la saturación de propuestas, las bandas actuales tienen que producir y difundir su producto entendiendo su tiempo y posición dentro de la mesa. Profesionistas de sopa, ensalada, platillo fuerte, postre o tan solo de ten ten pie.